19/12/13

LA FIEBRE DEL ORO 2.0 (1)

Realizada con Leticia Cappellotto, publicada en los portales Notas.org y Marcha.org

Primera parte de un análisis sobre Bitcoin, la moneda electrónica o criptodivisa descentralizada inventada en 2009 por “Satoshi Nakamoto” parece ir abriéndose paso en los mercados internacionales como forma de enviar valores de un lado a otro del mundo casi instantáneamente y sin costo.

 


No es una moneda de curso legal, su único respaldo en Argentina es el Artículo 19 de la Constitución Nacional, que dice que todo lo que no está prohibido vale, pero con una bitcoin aún así se ahorra, se compra y se invierte. Basado en la criptografía, no pertenece a ningún gobierno central sino a los usuarios. Cuando comenzó a funcionar, a principios del 2009, cada una de las 21 millones de monedas que lo constituyen tenía su paridad en el mercado a 0.03 dólares, pero hoy su valor ronda los 1000 y sigue subiendo. Se podría arriesgar también que si los bancos centrales del mundo empiezan a utilizar bitcoin como reserva, el FMI lo adoptaría. Libertario, pero en su acepción estadounidense, liberal libertario pero dolarizado. Los mineros entonces ya no son hombres de pico y pala, encerrados en cuevas, empleados al servicio de la apropiación de los recursos naturales. Los mineros ahora son digitales y en vez extraer oro para otros, reciben la recompensa en bitcoins.

 

¿Cómo le explicaría a una abuela qué es bitcoin? Es una manera de mandar valor de un lugar a otro del mundo y sin costo. Utilizaría una analogía con el caso de la velocidad del email y las cartas de antes”. Simplifica así un mundo de códigos Franco Amati, miembro de la Fundación Bitcoin Argentina y militante del partido porteño Liberal libertario. Él elige una sola arista, la de la nulidad de costos en el envío de divisas, pero no es sólo eso. En principio hay dos modos de hacerse de esta criptomoneda: se puede ser parte de la red descentralizada que propuso el inventor del sistema Satoshi Nakamoto, mediante la descarga de un software que utiliza la capacidad de procesamiento de una computadora personal para resolver algoritmos que esconden bitcoins, también conocido como minería, o comprarlas a quien las tenga pagando el precio al que cotizan en la moneda local.

 

Este protodinero no tiene un respaldo legal de ninguna entidad financiera pero es justamente eso lo que le da valor en un contexto de crisis internacional donde el congelamiento de depósitos al estilo del “corralito” argentino de 2001 es una solución propuesta por el Fondo Monetario Internacional en los casos de crisis. El presidente de la Fundación Bitcoin y pionero del desarrollo web en el país, Diego Gutiérrez Zaldívar, argumenta en esta línea: “Las monedas de curso legal hoy en día no tienen respaldo físico, siempre estamos depositando confianza. En el bitcoin vos estás confiando en matemática, no hay ningún individuo que pueda modificar eso unilateralmente.”

 

Desde el punto de vista teórico Esteban Mancusi, Licenciado en Economía y Becario de FLACSO señala: “los neoclásicos y los monetaristas ya plantearon la necesidad de que el Banco Central sea independiente del Poder Ejecutivo que necesita financiar sus presupuestos, pero aquí es diferente, porque nadie controla el sistema bitcoin”. Pero entonces ¿quiénes se beneficiarían con una moneda que no esté sujeta a un control estatal? Mancusi lo resume: “el sector financiero y los bancos, porque siempre son los que más insisten en la independencia del Banco Central”. De todas formas, el eje de las políticas monetarias actuales no lo marcan los gobiernos, sino los organismos internacionales de crédito. En este sentido Mancusi cree que el sistema bitcoin puede ir de la mano con lo que el FMI denomina DEG (derechos especiales de giro), que intenta cumplir con muy poco éxito la función que cumplía el oro en la época del “patrón oro”, donde todas las monedas estaban atadas a su valor. En palabras de Mancusi: “si los Bancos Centrales comienzan a ahorrar en bitcoins, el FMI estaría de acuerdo”.

 

Sumado a la idea de Amati de la transferencia de valor sin comisiones, los partidarios de bitcoin y especialmente los comerciantes sostienen que una de sus virtudes más atractivas es que podría reducir significativamente los costos de procesamiento de pagos. Los minoristas comúnmente pagan entre 2 y 3% del valor de una venta cuando se usa una tarjeta de crédito y desde hace mucho buscan otras opciones, pero sin mucha suerte. PayPal, el sistema de pagos online, comúnmente cobra a los comerciantes una tarifa de entre 2,2 y 2,9%, así como un arancel por transacción de 30 centavos de dólar. “Para ser considerada moneda el sistema bitcoin debería poder cumplir las funciones de medio de cambio, unidad de cuenta y reserva de valor”, explica Mancusi. “No queda claro todavía, por la poca cantidad de comercios que lo aceptan, que pueda ser considerado como medio de cambio; sí en cuanto a reserva de valor, parece ser lo que está sucediendo ahora, donde hubo una explosión en su precio y los agentes corrieron a comprar, para ahorrar o intentar obtener una ganancia especulativa en bitcoins”, analiza. Por su parte, Francisco Buero, creador y administrador de Conectabitcoin.com, ex cryptocueva, cree que el sistema bitcoin es lo más rentable a la hora de hacer compras. “Hay un montón de cuestiones administrativas que el sistema bitcoin puentea, si yo quiero comprar algo en China y tengo una tarjeta internacional, la comisión es de un 20%, lo que termina encareciendo el producto; en cambio el sistema bitcoin es liquidable en cualquier país”, explica y remata: “en 40 minutos podés transferir riqueza a cualquier parte del planeta”. En la misma línea Gutiérrez Zaldívar se refiere al pico de 1000 USD que alcanzó recientemente en el mercado y explica: “Estos crecimientos disruptivos, es este caso porque el Google chino (Badiu) empezó a aceptarlo como medio de pago, son parte del funcionamiento del bitcoin, porque se está abriendo paso en el mundo financiero y empezando a ocupar espacios que antes ocupaban las redes bancarias o las tarjetas de crédito, entonces no tiene un crecimiento suave y controlado sino que crece así por explosiones.”

 

Pero instalar el software en una simple computadora hogareña, o sea ser un “nodo”, ya no hará a nadie millonario, ya que ser minero no es tan rentable como a principios de década. La clave de este sistema reside en la creación de valor, tiene potencialmente en su interior 21 millones de bitcoins, es decir 21 millones de claves criptográficas que se irán generando a medida que haya más nodos donde desarrollarse. Si una computadora logra desencriptar alguna clave nueva, se gana o se mina ese bitcoin, que no estaba en circulación todavía. De esta forma, las computadoras con mayor capacidad de procesamiento son las que producen nuevos bitcoins. 

 

De los 21 millones ya se han minado casi 12, o sea más del 50%, pero cada vez es más complejo hacerlo, por las propias características del sistema. Cuando la red comenzó la cantidad de monedas que se daban era mucho mayor, en cambio hoy en día con un equipo normal es casi imposible lograr un bitcoin en meses. Franco Amati aclara que el programa está preparado para “emitir hasta el 2030 el 99% de los bitcoins existentes y a partir de ahí hasta el 2140 el 1%”.Buero ejemplifica: “Cuando un minero se compra una computadora, instala el software y lo pone a correr, lo que hace ese programa es ir probando soluciones” Así, lo que aparentemente sería una red de desencriptadores seriales, tiene más forma de jueguito en red que otra cosa. 

 

“No es lineal el cómo se accede a esa solución, cuando el software que está corriendo el nodo arrima a una respuesta y es el primero en llegar a ella lo valida con la red y si la red dice si, este es el primero, le asigna 25 bitcoins, hace un tiempo eran 50”, señala Buero. La complejidad del sistema bitcoin aumenta cuantos más nodos estén asociados. A la vez, eso eleva el precio del bitcoin en función de las monedas corrientes, porque es un sistema basado en oferta y demanda. El problema (donde el sistema bitcoin se autoregula) tiene que ver con la complejidad de las ecuaciones involucradas. Buero analiza que “mientras más suba el precio, más gente va a querer entrar a la red, mientras más gente entre más poder de computo y más difícil es”.