NO TODO PERRO ES FIEL
Un ladrón profesional y la falta
de disciplina no son compatibles, Mr. Pink, el avaro personaje interpretado por
Steve Buscemi, lo repite hasta el hartazgo en Perros de la Calle, opera prima
como director de Quentin Tarantino. En ella se muestra como esta faceta humana
hace que todo salga mal. El filme se arma como un rompecabezas temporal donde
ya al principio se sabe que el robo a una joyería mayorista falló pero el
suspenso está en el por qué estos seis hombres, uniformados con trajes negros,
que sólo se conocen por sus seudónimos de colores y sus jefes, Joe Cabot y su
hijo Nice Guy Eddie, no logran su cometido.
Poco a poco se van develando las
capas del error, hay un policía infiltrado, Mr. Orange, llevado a la pantalla
por Tim Roth, a quien Mr. White (Harvey Keitel)le otorga un exceso de confianza
y afecto cuasi paternal. La contracara del supuesto cariño es la perversión de
Mr. Blonde, a cargo de Michael Madsen, quien mata civiles en la joyería y para
escapar de la lluvia de balas que el mismo desató secuestra a un policía, a
quien después le cortará una oreja.
La desconfianza mutua genera una
tensión dramática que en principio se refleja en los diálogos y luego desemboca
en un reguero de sangre que se potencia a través de una inquieta cámara en mano
y una excelente banda de sonido, compuesta de éxitos de la década del 70,
generando así el contrapunto perfecto para intensificar la violencia que al fin
y al cabo como los ladrones también es humana.