“La única
manera que encuentro al abismo que supone mirar las cosas de frente es la
comedia”. El humor como defensa, ataque, modo de vida y sustento oculta muchas
veces las aristas que componen a una persona pública o no. Con Alex de la
Iglesia no hay excepción. A sus 45 años con una destacable carrera de director
cinematográfico revela una parte de sí mismo: “el horror puro, el pánico real
es tan intenso en mí hacia las cosas y las personas que lo oculto riéndome, e
incluso me giro tímidamente y agito las pestañas para disimular”.
Sus comienzos fueron como dibujante de comics, luego ingresó a la universidad
donde obtuvo la licenciatura en filosofía aunque cuenta que gran parte del
tiempo se la pasó en el cineclub y frecuentado los bares en los alrededores de
la institución. Incursionó también en la literatura al editar sus cuentos en
1997 bajo el título Payasos en la lavadora.
Los primeros
pasos en el área audiovisual los dio como decorador en programas de tv, y
gracias a un concurso de la productora El deseo de Pedro Almodóvar realizó su
primer cortometraje, Mirindas asesinas.
Luego vinieron los largometrajes, entre ellos El día de la bestia y Muertos
de risa en los cuales trabajó el actor y director Santiago Segura. “Alex no
es de improvisar pero siempre pide un nivel de dificultad con el que a veces te
ves incapacitado", cuenta el creador de la saga Torrente sobre su amigo.
La mayoría de los actores que han trabajado con él coinciden en que sus
expectativas son altas. Natalia Bang, una de las protagonistas de su última
película Balada triste de trompeta, agrega: “muy exigente, pero accesible”
Este padre de dos hijas, recientemente divorciado, ha encontrado una manera de
hacer catarsis a su falta de sueño, cansancio y conflictos a través del blog.
Abre uno cada vez que emprende un proyecto y en él se pueden leer, además de
fragmentos del proceso creativo y la evolución del proyecto que está
realizando, las reflexiones del hombre detrás de la cámara. También en sus
líneas muestra las exigencias que tiene para consigo mismo dejando entre ver
quien es el que se oculta tras esa máscara de jocosa. “Nosotros proyectamos una
imagen de nosotros mismos y la gente cree que nos conoce–escribe el director en
una de sus entradas- Pero no somos esa persona, podemos ser otras totalmente
distintas. Para entender las cosas tienes que encasillarlas, meterlas en una
cajita. Hay veces en que te apetece salir de la cajita y contar otras cosas”.
Polifacético, de la Iglesia también ocupó el cargo de presidente de la
Asociación Cinematográfica de España, puesto al cual renunció tras oponerse a
la ley antipiratería del país que fue sancionada de todos modos. Además en su
poco tiempo libre escribe artículos de opinión para diversos medios gráficos.
Uno de sus últimos escritos que vio la luz con el estreno de su última película
muestra cual es su percepción de si mismo. “Es saludable quitarse el maquillaje
de vez en cuando- afirma en dicho ensayo- yo soy sólo un payaso, un individuo
que se disfraza para trabajar, como tantos otros”.